sábado, 2 de febrero de 2008

DIN,DON,DIN

Ya estamos en el carro, ya ha empezado la época de ponernos a prueba, de ver cuántos días somos capaces de mantener una capacidad mental al 200% y durmiendo un 50% (bueno, exagero un poco, que dormir hasta duermo, como los bebés a los que el cuello no les sujeta la cabeza, me falta la baba).
De momento la cosa no va mal, y aprovechando que ayer tuvimos examen, para romper con la rutina y vencer el aplatanamiento mental, el comando biblioteca de la facultad organizó un partidillo de fútbol a última hora de la tarde. Ahí aparecimos, dispuestas a darlo todo, a descargar la adrenalina retenida en las largas horas de biblioteca y a reírnos un rato. Lo mejor vino en el tercer tiempo. Ahí estábamos, siete mujeres, en chándal, con cervezas y unos pinchos, con peligro de agujetas abdominales por el desternille de la conversación. Una hablaba de que tenía un conejo, de que les ofreció un funeral a sus peces tocándoles la guitarra, otra de un coche cuatro plazas, chistes de humor ‘inteligente’ y mientras yo secándome los lagrimones de la risa.
Nos dieron las mil y monas en el bar y luego no había quién se despidiese, ¡es taaan agradable la vida social! Así que, todavía con el sudorcillo del partido, sin fuerzas para irse de marcha a ningún sitio, optamos por película en casa, de aforo reducido. Una de Kill Bill 2, y por fin me enteré de qué iba la historia (porque en la 1 me dormí y todo…) Y tempranito a recogerse, que hoy tocaba estudiar, para no romper tradiciones.

Hechos y acontecimientos:
La semana pasada: mi madre trajo los que ya hemos denominado mis hermanas y yo ‘trikiwis’, es decir, kiwis que parece que se reproducen por gemación porque son como tres pegados. Estábamos en la mesa, ya en el postre, y mi madre habla de la ganga de los trikiwis. Nadie los quiere y consiguió una bandeja por euro y medio. Yo estaba un poco a mi bola y mi madre me preguntó: “¿Entiendes?” obviamente refiriéndose a porqué estaban tan baratos, pero yo que escuchaba a medias, respondí con una sonrisa, jj, “sí mamá”
No sé cuándo: la punta de la nariz es hipersensible a la presión, hay gente que hasta sabe tomar el pulso carotídeo con ella :D
El día antes del examen: mi flexo dijo basta. Se cansó de estudiar y empezó a dar latigazos intermitentes de luz. Por poco provoca en mí un ataque, pero lo solucioné. Ahora mi hermana pequeña no tiene bombilla.
En un momento de apertura al mundo: me enteré de que a una mujer le han aumentado su memoria retrógrada al intentar intervenir en el hipotálamo. ¡Por favor que me pinchen a mí también por ahí! Me da un poco de miedo, podemos llegar a ser máquinas memorizantes con un toque certero. Por otro lado, ¿será el inicio de la cura del Alzheimer? ¡¡Qué estupendo gran error de la ciencia!! Sólo falta que lo sepamos utilizar.
Por cierto... la amiga que me vio en la plaza de Chueca recibió un mensajito sutil, de los que incitan a alguna respuesta...pues no ha contestado ¿qué se pasará por su cabeza? Qué miedito!

DIN, DON,DÍN…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo en mi época de universitario (Diossss mío, que anciano suena este comentario ya para empezar!!!) también tenía la impresión de que era justo en época de exámenes cuando pasaba a mi alrededor todo lo más interesante y divertido..... Arghhhh.
Niña, verás lo bien que vives cuando todo eso pase!!!
Y no me recuerdes la neurología, que me entran arcaditas!!!
Jaajajajajja

JB dijo...

"Ahora mi hermana pequeña no tiene bombilla"

Aah, el asalto al cuarto de los hermanos pequeños cuando se nos rompe/gasta algo... ¿qué sería de nosotros sin ello? xD