lunes, 12 de mayo de 2008

Un post cambiante

Los textos más bonitos salen del romanticismo. El más puro estilo melancólico y pasional, el que se deja llevar por la inercia de los sentidos, el que te deja un amargor y una debilidad tras haber descargado en verbo el instinto.
Cuando tus días se convierten en remolinos de impulsos e inhibiciones, cuando la intensidad con que vives cada momento es como una explosión de energía, cuando das todo por el instante sin preocuparte del ahora… a veces siento que entro en éxtasis de emoción, que en un estado de euforia todo es excesivamente vivo y a la tormenta le sucede la calma.
Mi cuerpo relaja, se niega a dar ni un poco más de sí. Mi mente revisa el día, agotada, sabiendo que lo ha dado todo.
Los rayos perpendiculares, mis pasos hacia el frente, saliendo del hospital. Es un día feliz, lo sé, y necesito compartirlo. Dos mensajes. Mi padre no responde, debe darle igual o por lo menos no le hace la ilusión que yo creía, ni una señal de vida. Ella me arranca la sonrisa, me encantaría contagiársela de cerca.
Uno, dos, tres…sigo andando. Un antiguo profesor, que se ha casado (por fin) presume de anillo, fotocopias que salen de la máquina, un par de pantalones después de dejar constancia en el registro de educación de que soy educada y cumplo los plazos de entrega. Estoy en planta. La señora María quiere un gazpacho, pero es diabética, está en insuficiencia y no le conviene. Levanto la voz porque además no me oye, y le recuerdo que el gazpacho es estupendo y que a ver si se lo encarga a su hermana. Pienso: “a mí que me den gazpacho aunque me muera entomatada, lo prefiero a ahogada en mi propio edema”. Hasta mañana doña María que aquí la niña llega tarde a clase, ¡sonría! Y lo hace, con una sonrisa salgo al mediodía. Como en casa, mi padre sólo me hace un comentario “¿me has enviado tú un mensaje?” Afirmativo y silencio de seguido. Absurdo, sin sentido. Me da igual, llego tarde al horario de estudio y me espera una sorpresa del 70% de pureza ¡chocolate negro! (mmm, babeante) y galletitas de madre, me cuidan. Creo que lo necesitaba, sentirte cerca digo. He llegado a mi casa, de milagro, que casi me atropella un coche semiparado en un paso de cebra. Ceno, me siento, debería estudiar rayos, pero me acuerdo sólo de los de esta mañana. Estoy cansada, todavía me queda una hora hasta mañana. Como decía una profesora, menos mal que el día tiene 24h, que si no me daría tiempo a hacer más cosas.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Cada día me gusta más lo que escribes aunque cada día se entiende menos jejejeje

JB dijo...

Así que gazpacho... mira, ahora me he acordao del paciente que tenía las coronarias más taponadas que una autopista el primer día de vacaciones, y no paraba de decir que quería un buen cocido, de estos bien cargaos con chorizo y demás...

Nebulina dijo...

coincido con nieves^^
Un beso!!