lunes, 7 de abril de 2008

Para que no se me olvide

Que Cuba me enamoró, que las calles olían a música y sonaban a colores. Que atrapados por el mar que se estrellaba en el Malecón y levantando gritos sordos desde los callejones, la salsa inundaba cada esquina y cada plato de arroz. El ron dulce, el pan tostado a las cinco de la mañana. Ruidos de tarjetas que abren la habitación cuando no deben, miradas escondidas, sentir mientras flotas de noche en el agua que todo lo que te pueden quitar en ese momento es una mirada. Suburbios de la Habana.

Que tampoco se me olvide Varadero, de barcos y afortunados. Varadero del recuerdo de personas que en un día te han marcado, que te demostraron que un bolígrafo sirve para realizar un intercambio de valores. Días de sol, playa y amigos. Desconectar, descansar, disfrutar... ir a un mercado a regatear, escuchar un cañonazo que cierra el día y abre la noche, saber que te despiertas con algo más que el despertador del móvil. Saber que aunque ahora toque volver, me he traido algo más que un recuerdo, que como cada viaje y sobrepasando expectativas, el de Ecuador no sólo ha marcado mi carrera.

1 comentario:

Nebulina dijo...

Me alegro^^ Mi novio volvió encantado de allí, hce muy poquito también. (creo que lo dije en el anterior post xD) Encantado y cambiado, para bien. Quiero probar pronto lso efectos del Caribe en mí.
Un besazo!